Septiembre 26, 2018
Se trata de sensores de bajo costo que determinan las condiciones óptimas para cosechar y para la aplicación de fertilizantes o riego
Una alianza tecnológica interna llevó a la generación de sensores de costo significativamente inferior a los existentes hasta ahora, lo que beneficiará a la agricultura y a mitigar los efectos del cambio climático. Esta mayor accesibilidad permitirá a los productores conocer, según la variabilidad de campo, diferenciar la calidad y el momento óptimo de cosecha de cada parcela de un predio agrícola y, de paso, evitar que se mezclen frutos de distinta calidad.
El trabajo realizado en forma conjunta por el Programa de Adaptación de la Agricultura al Cambio Climático (A2C2) y la carrera de Ingeniería Civil en Mecatrónica —en el que participan profesores y tesistas— hizo viable que el valor de tales sensores disminuyeran de un millón 800 mil pesos a solo 150 mil pesos.
César Acevedo, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Agrarias y coordinador de la línea de investigación sobre Variabilidad Espacial del Programa A2C2, explicó que el cambio climático es un fenómeno que no es posible erradicar y que impacta en la producción agrícola. Agregó que se observa un escenario donde cada vez hay menos agua y las temperaturas promedio están aumentando entre 1 y 1,5 grados, lo que afecta toda la producción y fisiología de frutas y vides.
“Una de las aplicaciones más útiles es la cosecha diferenciada, es decir, optimizar esta y definir su momento oportuno, haciendo más eficientes los lotes con mayor potencial de calidad y, en el caso de la vid vinífera, realizar el proceso de vinificación de forma separada respecto de la que no cumple los requisitos. Esto genera que la calidad del lote de buena calidad no se pierda. El viticultor normalmente cosecha todo el mismo momento mezclando lotes con que pierde la fruta mayor calidad al mezclarla con otra inferior”.
Actualmente existen muchos trabajos de investigación que se encuentran publicados en los cuales, a través de sensores simples que miden temperatura y humedad relativa, se modela la evolución de periodos fenológicos clave del viñedo, ya que en función del crecimiento se realizan aplicaciones para obtener fruta de calidad.
“Por ejemplo para el riego y para aplicar químicos, se requiere de información del estado fenológico de la planta. Actualmente se hace una medición y se considera que todo el campo está en el mismo estado. Eso es falso ya que algunos estudios detectan, gracias a los sensores, grandes variabilidades en los campos, por lo que no se pueden hacer aplicaciones homogéneas sino específicas considerando la variabilidad propia de las unidades productivas”, añadió Acevedo.
A través de estos sensores económicos, generados a través de impresoras 3D, se busca optimizar calidades, disminuir costos y generar nuevas herramientas para la toma de decisiones, de acuerdo a lo descrito por el investigador.